El rezume de valvulina puede provocar la rotura definitiva, a largo plazo, si llega a vaciarse progresivamente el cárter del cambio.
Cuando hablamos de pérdida de aceite por la caja de cambios, nos estamos refiriendo a la valvulina –un aceite con mayor SAE- que la protege. La valvulina es el fluido encargado de mantener lubricada y operativa nuestra caja de cambios, y un rezume constante podrá tener más consecuencias negativas de las que estimamos a priori.
Tal como hemos mostrado anteriormente, la caja de cambios es un componente imprescindible de la transmisión, y esta pérdida de lubricante es revisada en la inspección técnica del vehículo (ITV) y reflejada como defecto leve si no llega a gotear o grave si lo hace, ya que si nos quedamos sin valvulina en el cárter, las coronas de los cambios acabarán deteriorándose, y reemplazar la caja de cambios no es un proceso fácil ni barato. Pero es que además, el continuo goteo va engrasando el disco de embrague lo que provocará que éste patine y tenga también que ser sustituido.
Es por tanto, una de las averías más temidas por los usuarios y su aparición es más común de lo que se piensa.
¿Qué causas pueden desembocar en pérdidas de la valvulina de la caja de cambios?
- Tapones de la caja: es bastante frecuente que los tapones de acceso que permiten la comprobación del nivel de valvulina, vaciado o llenado de la misma, no se hayan cerrado correctamente o tengan algún porito. Resultará tan sencillo de reparar como cambiar el tapón por uno nuevo.
- Exceso de aceite: no debemos nunca exceder la cantidad marcada por el fabricante. Es habitual que el vehículo requiera mucha menos valvulina que aceite motor, y todo lo que sea superar el nivel marcado, se filtrará por las salidas de los ejes para ser expulsado, así que, lejos de ayudar a alargar la vida útil de los componentes de la caja de cambios, lo que estaríamos haciendo es mojar otros elementos que podrían acabar dañados.
- Aflojamiento de los tornillos: el cárter de la caja de cambios puede ir perdiendo estanqueidad con el paso del tiempo, los kilómetros y el tipo de conducción o terreno por donde nos desplacemos. Comprobar la sujeción de los compartimentos cerrados y apretar los tornillos que fijan la carcasa del cambio puede que acabe de manera rápida y sencilla con este rezume.
- Deterioro de las juntas: las juntas que quedan entre las carcasas también pueden haberse deteriorado hasta abrir paso a la valvulina. Para reemplazarlas será necesario desmontar el cambio, aunque hay opciones en el mercado que permiten sellarlo y de las cuales hablaremos más adelante.
Si crees que tu automóvil está perdiendo valvulina por alguno de los retenes primarios o de los que van al palier de la transmisión, lo mejor es acudir lo antes posible a tu taller de confianza, evitando así que los daños sean irreversibles.
Antes de nada, debes asegurarte de que no se trata de una pérdida de aceite del motor, ya que por la forma en que gotea, se suele confundir con una fuga en el retén del cigüeñal, avería de la que hablaremos en otra ocasión.
¿Cómo podemos detectar que nuestro vehículo tiene pérdidas de valvulina?
Entre los síntomas más comunes, podemos encontrar ruidos al cambiar de marcha mientras conducimos con normalidad o dificultad en el engranado de las mismas. No obstante, para cerciorarnos, no tendremos más que buscar manchas en el pavimento. Podemos colocar un cartón bajo el vehículo, para asegurarnos de poder localizar las manchas. Éstas han de tener un olor fuerte y característico como a huevos podridos, mientras que si el goteo proviene del aceite del motor las manchas serían más oscuras y fluidas.
Si conseguimos encontrar la fuga, y no se encuentra entre los casos anteriores que sí podemos solucionar desde casa, -apriete de tuercas o cambio de tapones– tendremos que acudir al mecánico a la mayor brevedad posible, aunque si vemos que la pérdida es muy pequeña y nos queda poco tiempo para cambiar el embrague, podemos esperar reponiendo valvulina cada pocos kilómetros, para ahorrar parte de mano de obra ya que el bloque será extraído.
Otra solución que podemos encontrar en el mercado, es la adquisición de aditivos tapafugas que se añaden a la valvulina y sirven para sellar y proteger temporalmente la caja de cambios.
Para los valientes que decidan tratar de repararla por su cuenta, lo ideal es vaciar totalmente la valvulina, dejando que escurra por completo. Después, proceder a limpiar con desengrasante y agua tantas veces como sea necesario, pasando un paño con alcohol para finalizar. En el propio libro de mantenimiento del vehículo, encontraremos qué marcas de adhesivos son más adecuadas. En caso contrario, Loctite metales, esperar que seque, y una capa de Nural metal pueden ser muy útiles. Antes de volver a rellenar el líquido, tendremos que asegurarnos de que es la valvulina y cantidad adecuada.